¿Sabes qué es el síndrome de edema de la médula ósea?

El síndrome de edema de la médula ósea (SEMO), también conocido como osteonecrosis aséptica, es una afección en la cual se produce una interrupción del flujo sanguíneo hacia la médula ósea, lo que provoca la muerte del tejido óseo. Esta condición puede ocurrir en varias partes del cuerpo, pero es más común en las articulaciones, especialmente en la cadera, la rodilla y el hombro. Por lo general, el síndrome de edema de la médula ósea afecta a hombres y mujeres de mediana edad, entre 40 y 60 años. (1,2)

Uno de los sitios afectados puede ser la cadera, se caracteriza por dolor en dicha articulación, osteopenia visible en los estudios radiográficos, positividad en la centellografía y cambios característicos en la resonancia. Este padecimiento se diagnostica a partir de una resonancia magnética en la que se identifica una alteración o lesión en la médula ósea. Algunas de estas lesiones son secundarias a patologías como traumatismos, osteoartritis, artritis inflamatoria, neoplasias benignas y malignas, infecciones y trastornos metabólicos.(1)

La falta de suministro sanguíneo adecuado puede deberse a diferentes factores, como el bloqueo o la obstrucción de los vasos sanguíneos, la lesión del tejido circundante, el uso prolongado de corticosteroides, la radioterapia, el abuso de alcohol, enfermedades autoinmunes, coagulopatías y la compresión de los vasos sanguíneos.

El síndrome de edema
de la médula ósea puede
ser asintomático en las
primeras etapas.

Sin embargo, a medida que la enfermedad progresa, puede causar dolor en las articulaciones afectadas, rigidez, limitación del movimiento y, en casos avanzados, puede provocar la aparición de la osteoartritis.

El diagnóstico del síndrome de edema de la médula ósea generalmente se realiza mediante pruebas de imagen, como la resonancia magnética (RM), que permite visualizar los cambios en la médula ósea y el flujo sanguíneo.

El tratamiento del síndrome de edema de la médula ósea puede variar según la gravedad de la afección y la articulación afectada. Las opciones de tratamiento pueden incluir la reducción del peso sobre la articulación, el uso de dispositivos de apoyo, la terapia física, la medicación para aliviar el dolor y, en casos graves, la cirugía. (2)

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Información validada por el Dr. Sergio Durán Barragán, médico reumatólogo en la Clínica de Investigación en Reumatología y Obesidad, S.C.


Referencias:

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